ENCÁRGATE
Toda decisión trae consigo una responsabilidad. Una de ellas tiene que ver con nuestra parte de responsabilidad sobre los desechos que hemos generado. Muchas personas se ocupan muy bien de la limpieza de sus hogares, pero se desentienden de la limpieza del planeta. Poner la basura en el basurero no basta. Pero ¿qué podemos hacer para gestionar de una manera responsable nuestros desechos?
Mientras menos desechos generemos, menos trabajo tenemos. Sin embargo, clasificar los desechos no es tan complicado como parece. Lo primero es diferenciar los desechos orgánicos de los inorgánicos.
¿Qué podemos hacer?
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Los desechos orgánicos, son biodegradables, se componen naturalmente y tiene la propiedad de poder desintegrarse o degradarse rápidamente, transformándose en otra materia orgánica. Los residuos orgánicos se componen de restos de comida y restos vegetales de origen domiciliario.
Aunque son desechos orgánicos son altamente contaminantes, sobre todo si están en contacto con el aire libre o con fuentes de agua. Una buena idea es compostarlos, eso significa transformar estos desechos en un abono natural para la tierra y los suelos de cultivo.
Primero los desechos
orgánicos
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Los desechos inorgánicos, pueden ser clasificados a su vez en: papel y cartón; vidrio; latas; plásticos; textiles; pilas y baterías; y otros como desechos de construcción, artefactos electrónicos, muebles, neumáticos y más. La idea es que podamos disponer de esos desechos de manera distinta. Todos estos desechos deben estar libres de sustancias y residuos orgánicos, de allí la importancia de limpiarlos o lavarlos bien, si es necesario.
Una vez clasificados, el siguiente paso es, direccionarlos hacia un buen gestor ambiental, o reciclador de base; también puedes dejarlos en los puntos de acopio autorizados más cercanos. Allí los materiales serán conducidos hacia varias empresas que los utilizarán como materias primas en nuevos procesos productivos.
Clasifica y Gestiona los
desechos inorgánicos
Un consumidor responsable cuida los recursos, pues sabe que estos son limitados. No desperdicia el agua, se baña en el menor tiempo posible, se preocupa por disminuir el consumo de energía eléctrica, apagar la luces cuando no sea necesario, desconectar los cargadores y artefactos que no se estén ocupando, evitar el uso del aire acondicionado o la calefacción, utilizar movilización sostenible como el transporte público o la bicicleta. Procura utilizar medios de pago electrónico y apoya los negocios pequeños.